El estremeñu: polémica injustificada
¡Cuánto más les hubiese complacido, cuánto más reconfortado a los que desde sus cúspides académicas lanzan improperios saber que todos los jóvenes somos unos borrachos! ¡Cuánto más les hubiese agradado que Extremadura permaneciera pasiva y continuara hibernando a la sombra de quienes se manifiestan sus benefactores! Les habrá resultado, sin duda, un chasco. De poco sirven los títulos si con ello se manifiesta la aversión y el asco, no digo ya por la lengua extremeña, sino por todo aquello que no sea de su beneplácito, con insultos propios de críos de colegio. Eso también ha resultado un chasco para los estudiantes. Aparentemente somos libres para expresarnos en extremeño, pero restallan las “correcciones” de aquellos imperialistas que creen que en el mundo tan sólo se habla castellano como el látigo que intenta dominar lo que por condición es su igual. De repente, ordenan refrenar la iniciativa de los universitarios haciendo un llamamiento a la propia Universidad para que haga silencia...